
¿Por qué es importante conocer la Darknet o red oscura?
En el vasto océano de Internet, lo que vemos a diario —a través de Google, redes sociales o medios de comunicación— no es más que la punta del iceberg. Bajo esa superficie existe un entramado oculto que despierta curiosidad, temor y también interés estratégico: su infraestructura en la llamada darknet. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Aloja solo actividades ilegales o también espacios legítimos para proteger la privacidad? Conocer su funcionamiento, riesgos y posibilidades es crucial en una era donde la información —y su control— lo es todo.
¿Qué es la Darknet y cómo funciona?
La darknet es el conjunto de medios que permite acceder a una porción del internet que no está indexada por motores de búsqueda convencionales y que requiere software específico para acceder. A diferencia de la clearnet —la web abierta que usamos cada día—, la darknet opera mediante conexiones cifradas y redes superpuestas (overlay networks), lo que permite un grado muy alto de anonimato para sus usuarios.
Su infraestructura se basa en redes peer-to-peer y en protocolos que no son accesibles desde navegadores comunes. El más conocido es Tor, acrónimo de The Onion Router, que enruta el tráfico de datos a través de múltiples capas de cifrado, como las de una cebolla, dificultando así la identificación del usuario.
Aunque muchos asocian la darknet con actividades ilegales, también es un refugio para disidentes políticos, periodistas en regímenes autoritarios o activistas que necesitan comunicarse de manera segura. Plataformas como The New York Times o ProPublica tienen versiones .onion de sus portales precisamente para este fin.
Por esta razón, todos los profesionales que estudien las potencialidades de la red, como los que hayan cursado un Global Máster en Business Analytics and Data Strategy o incluso un Máster en Inteligencia Artificial & Machine Learning for Business, no pueden pasar por alto el estudio de la darknet.
Características y riesgos del uso de la red oscura
La darknet es un territorio ambiguo. Su principal característica es el anonimato: tanto el contenido como quienes lo crean o visitan permanecen ocultos a ojos de motores de búsqueda, proveedores de internet y, en muchos casos, gobiernos. Esto la convierte en un espacio de doble filo.
Entre los riesgos más comunes están:
- Contenido ilegal: se estima que hasta el 60 % de los sitios activos ofrecen productos o servicios que pueden causar daño a personas o empresas (Universidad de Surrey, 2019). Desde drogas y armas hasta pornografía infantil y datos personales robados.
- Estafas y malware: los mercados en la darknet no ofrecen ninguna protección al consumidor. Muchos sitios desaparecen sin previo aviso, llevándose consigo los depósitos de los usuarios. Además, abundan los enlaces infectados con virus o ransomware.
- Seguimiento policial: aunque navegar en la darknet no es ilegal per se, visitar ciertos sitios o interactuar con contenido ilícito puede acarrear consecuencias legales. En algunos países, incluso la instalación de Tor puede despertar sospechas.
A pesar de ello, la darknet no es solo una cloaca digital. También alberga foros filosóficos, bibliotecas libres, clubes privados o canales de comunicación para comunidades perseguidas. El mismo Proyecto Tor, por ejemplo, se define como “una organización sin ánimo de lucro que defiende los derechos humanos y la privacidad en línea”.

Principales navegadores para la Darknet
Para acceder a la darknet se necesitan navegadores específicos que operan sobre redes cifradas. Como ya hemos visto, el más conocido y utilizado es:
- Tor (The Onion Router): es el navegador por excelencia para entrar en la darknet. Disponible de forma gratuita, enruta tu conexión a través de una red de nodos voluntarios distribuidos por todo el mundo. Garantiza un alto grado de anonimato y permite visitar sitios con dominio .onion. Según Statista, en septiembre de 2023 Tor contaba con unos 7,48 millones de usuarios diarios en todo el mundo, siendo Alemania el país con mayor volumen de usuarios.
Otros navegadores y herramientas complementarias incluyen:
- I2P (Invisible Internet Project): orientado más al alojamiento de servicios que al acceso a sitios.
- Freenet: enfocado en la libertad de expresión y el intercambio de archivos.
- Ahmia o Torch: buscadores que permiten indexar sitios .onion en Tor, aunque con limitaciones, ya que muchos sitios no desean ser rastreados.
Cabe mencionar también los “puentes” como Tor2Web, que permiten visualizar ciertos contenidos .onion desde navegadores comunes, aunque sin las garantías de anonimato que proporciona Tor.
¿Cuál es la diferencia entre Deep web, Dark web y Darknet?
Los términos deep web, dark web y darknet suelen usarse de manera intercambiable, pero describen fenómenos diferentes dentro del ecosistema de Internet:
- Deep web: engloba todo el contenido que no está indexado por los buscadores tradicionales. Esto incluye desde bases de datos académicas y registros médicos hasta correos electrónicos, contenidos protegidos por contraseña o servicios de suscripción. Representa aproximadamente el 90 % del total de Internet.
- Dark web: es una pequeña parte de la deep web (alrededor del 0,01 %) accesible solo con software especializado como Tor. Está deliberadamente oculta y es el espacio donde se alojan servicios que desean permanecer fuera del alcance del rastreo, tanto por motivos legítimos como ilegales.
- Darknet: se refiere a las redes superpuestas (como Tor, I2P o Freenet) que conforman la infraestructura técnica para acceder a la dark web. Es decir, mientras que la dark web es el “contenido”, la darknet es el “medio” para acceder a él.
Una buena metáfora para entenderlo es la de un iceberg. La superficie visible es la web abierta; justo debajo está el deep web —inaccesible para buscadores, pero legítima—; y en lo más profundo, oculto y peligroso, se encuentra la dark web, a la que se accede mediante redes darknet.
La darknet es una realidad compleja. Demonizarla por completo sería injusto, pero idealizarla como bastión puro de la libertad digital sería igualmente ingenuo. Es un espacio que puede salvar vidas o arruinarlas. Puede proteger la privacidad de un periodista o servir como mercado para traficantes de armas. Por eso, más allá de los prejuicios o el morbo, es importante conocerla. Saber qué es, cómo funciona y qué se puede —y no se debe— hacer allí es fundamental para navegar con responsabilidad en el mundo digital.